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ENEMIGOS DEL EVANGELIO, LEGALISMO Y ANTINOMIANISMO

Muchos cristianos identifican más claramente como enemigos del evangelio a ciertas doctrinas o enseñanzas que provienen fuera de la iglesia, por ejemplo, del islam, mormones, testigos de Jehová, los modalistas (unitarios) o el catolicismo romano, etc. Sin lugar a duda, estas sectas por la naturaleza de su doctrina, atacan de una manera directa la esencia misma del evangelio de Cristo. Sin embargo, los enemigos más poderosos del evangelio reposan o los encontramos dentro de la misma iglesia. Estoy hablando específicamente del Legalismo y el Antinomianismo.

En nuestros días hay un gran grupo de teólogos liberales, escribiendo libros e Iglesias con sus líderes y pastores rechazando el mandato de obedecer la Ley de DIOS como norma perfecta de vida para el creyente. Estos son conocidos como los antinominianos y basicamente manifiestan su rechazo a la ley de varias maneras.

Pero, por otro lado, encontramos a otros que sacan la Ley de Moral de su contexto original, y pervierten la esencia del evangelio, pretendiendo ganar el favor de Dios por la obediencia a Su Ley. Estos se conocen como legalistas. Tristemente no se guarda un equilibrio sobrio entre la Ley y el evangelio y tendemos a caer en alguna de estas dos abominaciones. Pero veamos alguna de las características mas importante de cada una de ellas y de esta manera podamos identificarlas mas plenamente:

SOBRE EL LEGALISMO

A. Los legalistas usan el libro de Santiago (Santiago 2:24, en particular) para enseñar que la justificación ante Dios no es solo por la fe, sino por las obras.

B. Los legalistas no hacen una distinción real entre la justificación (un cambio en la posición externa objetiva del creyente; ser declarado justo) y la santificación (un cambio en la condición interna subjetiva del creyente), viéndolos de esta manera como conceptos prácticamente equivalentes o sinónimos.

C. El legalismo es una reacción extrema al antinomianismo. Enseña que la salvación se obtiene y tiene todo que ver con las obras. El legalismo hace que la fe sea básicamente irrelevante.

D. El legalismo es una religión de mérito humano que niega la necesidad de una justicia imputada. No comprende que la justificación ante Dios se basa completamente en la fe en Jesucristo, como se enseña el apóstol Pablo en Romanos 5: 1. «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo».

SOBRE EL ANTINOMIANISMO

A. Los antinomianos usan el libro de Romanos (Romanos 3:28, en particular) para enseñar que la justificación del hombre ante Dios es solo por fe (o por una profesión pública de fe), no por obras. Por lo que la obediencia a la Ley moral de Dios (la cual es eterna e inmutable) ya no es necesaria como norma perfecta de vida para el creyente.

B. Los antinomianos hacen una distinción bastante grande entre justificación y santificación, viéndolos como conceptos totalmente antagónicos o separados, dando la impresión de que la santificación es opcional.

C. El antinomianismo es una reacción extrema al legalismo. Como el antinomianismo enseña que la salvación no tiene nada que ver con las obras, entonces hace que las obras sean básicamente irrelevantes. Pero esto es completamente contrario a lo que expresa el apóstol Pablo en Efesios 2:10. «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas». El cristiano no es salvo por obras, pero es salvo para obras, y eso lo deja muy claro el apóstol Pablo.

D. El antinomianismo es una religión de asentimiento intelectual que niega la necesidad de una justicia práctica, no le interesa en lo absoluto preocuparse por la santidad. Además, tampoco comprende que la justificación del hombre ante Dios enteramente por la obra de Cristo se evidencia en el verdadero creyente a través de los frutos del Espíritu Santo en él, no por una mera profesión de fe como creen ellos, erradamente, se enseña en Romanos.

Ya para concluir, muchos pueden acusar a los reformados de no creer en las buenas obras, sin embargo, eso no puede estar más alejado de la verdad. Ciertamente nosotros como bíblicos, o reformados creemos en las buenas obras, pero no como medio de justificación o muchos menos para agregar algo la salvación de nuestras almas, sino más bien para dar evidencia de que hemos sido salvados únicamente por la obra perfecta y suficiente de Cristo.

Nosotros creemos que nadie puede realizar buenas obras, o aceptables para Dios hasta después de ser salvo (Tito. 2:14; 3: 8,14; 1Tim. 1:10; 5:10; 6:18; 2Tim. 2:21; 3:17; Jas.2: 17,20,26) . . . También creemos que las buenas obras son los frutos de la fe y las evidencias de justificación, regeneración y santificación que hemos recibido por los méritos de Cristo. (Ef. 2:10; Jn. 14:23; Mat. 7:16; 2Cor. 5:14; 1Jn. 4:12).

De manera que el evangelio es un don de Dios, y que jamás le podremos agregar, ni quitar absolutamente nada, porque esta mas que claro, que esta historia tiene un solo protagonista el cual es nuestro bendito Señor y Salvador Jesucristo.

2Cotinrios 5:21. «Al que no conoció pecado, por nosotros Él lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él

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