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¿FUNDAMENTALISMO REFORMADO? O ¿CRISTIANISMO REFORMADO?

Definiendo correctamente los términos. 

Muchas veces solemos usar algunos términos, quizás sin conocer a profundidad lo que realmente significan. En algunos casos es más fácil usar palabras de una forma «peyorativa» solo para cortar la conversación o simplemente para ganar el debate. Estamos viviendo en una época, que quizás a muchos por estar completamente cómodos con algunos aspectos que la filosofía postmoderna les brinda, han caído en cierto relativismo teológico, apoyado en ocasiones por un pragmatismo eclesiástico insipiente en el que están muy contentos.

Cuando hacemos una crítica exhortando a las iglesias a guardar la ortodoxia y la confesionalidad, insistiéndoles en conservar y atesorar toda la riqueza doctrinal que el Señor en Su providencia nos ha dejado a lo largo de la historia (Donde el Espíritu Santo ha venido obrando), y que los reformadores, los puritanos y otros hermanos de antaño quisieron plasmar en documentos, con el firme propósito que toda esa doctrina bíblica contenida en ellos, pudiera ser observada y preservada por las futuras generaciones. A estos, por el persistente e insistente esfuerzo por cumplir con el mandato que nos fue dado de contender ardientemente por la fe que ha sido dada una vez a los santos (Judas 3) y por señalar aquellas cosas que no se están haciendo conforme a la Escritura, por lo general se les acusa «peyorativamente» de ser «Fundamentalistas» o «Neo-Fundamentalistas». Por esa razón, vamos a analizar un poco lo que ha sido a lo largo de la historia, y es en el día de hoy el Fundamentalismo. Examináramos aquellos aspectos importantes que lo diferencian de la Fe Reformada y que a lo mejor pondrán en orden algunas cosas que han sido mal entendidas por muchos cristianos de hoy en día.

La primera vez que un grupo de cristianos se proclamó fundamentalista fue en una reunión que tuvo lugar a principios del siglo XX en los Estados Unidos. En ese momento no había una asociación clara de fundamentalistas con fanáticos, militantes o religiosos (una asociación que la gente a menudo podría atribuirles hoy). La reunión fue simplemente una respuesta de la Iglesia a la gran difusión del modernismo y las tendencias de la teología liberal, promulgada por la alta crítica bíblica alemana.

Esta tendencia de modernismo e incredulidad en la Iglesia dio lugar a una resistencia grupal, entre los conservadores religiosos de diversas tendencias, durante los primeros años del siglo XX. En este momento, los «fundamentalistas» eran calvinistas unidos con dispensacionalistas y otros cristianos conservadores para luchar contra este catastrófico giro de la ortodoxia cristiana histórica a la teología liberal. Estos hermanos distribuyeron una serie de folletos entre pastores y seminaristas (publicados entre 1910 y 1915) titulados «Los fundamentos: un testimonio de la verdad». Se trataba de un conjunto de verdades básicas con las que todos los conservadores estaban de acuerdo y lo siguen estando hasta hoy.

Estos fueron algunos de los puntos que salieron de esa reunión y que la teología reformada y el fundamentalismo moderno aún tienen en común:

  • 1. La inspiración y la inerrancia verbal de las Escrituras (2Ti 3:16, Is. 8:20; Lc. 16:29,31; Ef. 2:20)
  • 2. La Deidad de Cristo y el nacimiento virginal. (Jn. 10:30,38; Ro 1:4; Col 2:9; He 1:3) ((Is 7:14; Mat 1:23; Lc 1:27,34).
  • 3. La expiación sustitutiva ((2Cor 5:21; 1Pe 2:24; 3:18; Is 53:5).
  • 4. La justificación por la fe (Ro 1:17; 3:28; 5:1; Gá 3:24; Ef 2:8; Tit 3:5)
  • 5. La resurrección física (Jn 20:27-29; Ap 1:17-18; 1Cor 15:12-20)
  • 6. El regreso corporal de Cristo al final de la era (Mt 24:44; Ap 1:7-8; 22: 12, 20; 2Pe 3:8)
  • 7. La realización de milagros por parte de Cristo ((Jn 2:1-12; Mt 8:23-27; 14: 13-21; 22-27; Jn 11: 38-44)

Estas eran algunas doctrinas en la que tanto fundamentalistas como reformadores estaban y siguen estando de acuerdo. Pero con el paso del tiempo, las razones originales que tenían estos grupos para unirse comenzaron a desmoronarse y las diferencias entre los reformados y los otros grupos comenzaron a mostrarse. 

Las siguientes son diferencias significativas que podemos ver hoy entre los fundamentalistas modernos y aquellos con una herencia reformada:

  • 1. La ausencia de perspectiva histórica.
  • 2. Ignorar los diversos géneros literarios en las Escrituras. (interpretación ultra literal de la Escritura)
  • 3. La falta de valoración del estudio serio y el anti-intelectualismo.
  • 4. La sustitución de confesiones históricas por credos breves, modernos y superficiales.
  • 5. La falta de preocupación con la formulación o definición precisa de la doctrina cristiana; muy reacios a la teología.
  • 6. Tendencias pietistas, perfeccionistas, a menudo moralistas (es decir, importantes sobre «temas» como protestar contra ciertas películas cinematográficas; separarse de cristianos que no tengan a la versión Reina Valera del 60 (KJV1960) como la única traducción bíblica; Santificación centrada en la culpa (fundamentalismo) vs. Santificación Centrada en el Evangelio (Reformada)
  • 7. Una inclinación por la escatología futurista o pre-milenialismo dispensacional.
  • 8. Abrazan alguna forma de maniqueísmo (o dualismo griego)
  • 9. A menudo satanizan a quienes le hacen oposición y son reaccionarios
  • 10. El fundamentalismo desea la hegemonía cultural / política modernista y trata de derrocar los poderes a través de la fuerza política bruta en lugar de la persuasión; por lo que los inconversos a menudo los ven más como un lobby político, más que como representantes y embajadores de Cristo
  • 11. Tendencia arminiana en su teología.

Estas son algunas diferencias bastante importantes entre lo que creen o afirman los hermanos fundamentalistas y lo que creemos los que abrazamos la fe reformada (bíblica). Pero, creo que además, podemos marcar otros contrastes interesantes entre el fundamentalismo y la fe reformada, que nos permitan clarificarlos aún más. Por ejemplo:

  • 1. El fundamentalismo comenzó como una reacción contra el liberalismo teológico. La fe reformada comenzó como un intento de devolver a la Iglesia católica a la doctrina y la práctica de las Escrituras.
  • 2. Los fundamentalistas tienden a no respetar la tradición. Los reformados se aferran a la autoridad suprema de las Escrituras, pero valoran lo que la iglesia ha enseñado acerca de la verdad de Dios en el pasado.
  • 3. El fundamentalismo tiene una tendencia a reducir (a lo esencial) los credos y las confesiones de fe. La fe reformada se expresa en documentos elaborados que lo abarcan todo, como La Confesión de Westminster, La Declaración de Saboya y La Confesión Bautista de 1689. Típicamente, los calvinistas tienen una gran consideración por el estudio teológico.
  • 4. El fundamentalismo es a menudo estrictamente dispensacionalistas y premilenialista en su escatología. La fe reformada enseña la teología del pacto y generalmente es amilenialista. Pero algunos teólogos reformados prominentes son postmilenialistas e incluso premilenialistas.
  • 5. El Fundamentalismo lee la Biblia de manera literal. Los expositores reformados sostienen que la Escritura debe interpretarse a la luz de la analogía de la fe, teniendo en cuenta las preocupaciones gramaticales, literarias y contextuales.
  • 6. El fundamentalismo tiende a ser legalista, enseñando que la vida cristiana se trata principalmente de obedecer reglas con convicciones erradas. La teología reformada ha tratado de desarrollar una doctrina bíblica de santificación que se basa en la unión del creyente con Cristo y la obra del Espíritu en él. Creemos que la santificación es el proceso en el cual, de acuerdo a la voluntad de Dios, se nos hace partícipes de su santidad, que es un trabajo progresivo, que se inicia en la regeneración, y que se lleva a cabo en el corazón de los creyentes por la presencia y el poder del Espíritu Santo, en el uso continuo de los medios de gracia que Él mismo ha provisto, especialmente la Palabra de Dios, el autoexamen y la oración. (Ro 6:19,22; 1Te 4:3,7; 1Pe 1:2; Jn 17:17)
  • 7. El fundamentalismo a menudo tiene una visión muy negativa de la cultura y las artes. La enseñanza reformada reconoce que toda vida humana se ve afectada por el pecado, pero Dios, en su «gracia común», bendice a la sociedad con muchas cosas buenas. Estos buenos aspectos de la cultura y las artes deben ser valorados y disfrutados para la gloria de Dios.
  • 8. El fundamentalismo suele estar aliado a la política de ultraderecha. Se puede encontrar creyentes reformados apoyando a muchos partidos políticos diferentes. Los cristianos reformados han hecho campaña contra la esclavitud y la intolerancia racial. Han trabajado por una sociedad mejor, que incluye mejores condiciones para los trabajadores y educación y atención médica gratuitas para todos. 

Podemos decir entonces, que los fundamentalistas comparten muchas verdades importantes en común con los creyentes reformados, como el compromiso con la autoridad, la inerrancia de las Escrituras y la salvación solo a través de Cristo.

Ahora bien, luego de haber aclarado los términos, considero necesario hacer las siguientes observaciones:

En primer lugar, a muchos se nos acusa de «fundamentalistas reformados» argumentando que solo estamos dispuestos a pelear, condenar y dividir sobre asuntos secundarios o «no esenciales». Creo que hemos manifestado que no estamos de acuerdo con esa «segmentación de doctrinas». Para nosotros todo el consejo de Dios es esencial e importante y tampoco tenemos un mandato de parte de Dios para hacer tal segmentación. (2Ti 3:15-16; Hch 20:27; Sal 119:130). Además, el exhortar a las iglesias a valorar la fe histórica, ortodoxa, reformada y confesional no es ser un «Fundamentalista». Insistir en la definición clara y precisa de las doctrinas bíblicas en una iglesia local, con el fin de garantizar el orden y la unidad dentro de ella, no es ser «Fundamentalista». Motivar a la membresía de una iglesia local a que conozca y defienda su identidad doctrinal según los estándares doctrinales que se han establecido en dicha iglesia, para evitar el error y la herejía, no es ser un «Fundamentalista». Es como aquellos, que se les acusa «peyorativamente» de ser «legalistas», simplemente porque se preocupan por su santidad personal; o por tomar en serio la ley moral de Dios, como norma de vida para él, etc. Lo que se había considerado en tiempos de Pablo; o en tiempos de la reforma como «un mero cristianismo básico». Hoy día es considerado radicalismo, extremismo o fanatismo.

En segundo lugar, Es cierto que muchos definen a los fundamentalistas como intolerantes conservadores que arbitrariamente han trazado los límites de lo que se admite y lo que no, en la discusión teológica. Y sin lugar a duda, el ataque más fuerte que reciben los fundamentalistas proviene del liberalismo y el relativismo teológico. Creo que como hemos visto ya, no estamos de acuerdo con muchas cosas del fundamentalismo. Sin embargo, el liberalismo teológico es un peligro mucho mayor para la iglesia que el fundamentalismo.

Los hermanos que abrazan la fe ortodoxa siempre serán motivo de ataque por aquellos que simplemente les gusta innovar con las doctrinas bíblicas, con aquellos que no le gustan los absolutos y que les hablen de la verdad, que desprecian la confesionalidad, que les fascina la ambigüedad y sobre todo que no valoran el verdadero significado de Sola Scriptura.

En tercer lugar, vemos con tristeza que muchos inconscientemente estén jugando a la iglesia; que aun algunas hoy, se han convertido en sinagogas de satanás. (Apo 2:5,9; 3:9) Donde no se predica el Evangelio de Cristo, sino un cristianismo sin cruz, una salvación sin santificación, un peregrinar por el camino ancho y no por el angosto; un libertinaje disfrazado de gracia. Pero cuando alguien levanta la voz para advertir de estas cosas, simplemente se le llama «Fundamentalista», «Legalista», «Sectario» o «Separatista». En un sentido todos los que hemos sido redimidos en Cristo debemos ser «fundamentalistas» y es en atesorar, defender y seguir edificándonos sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Ef 2:20). Solo ruego al Señor ante el cual todos tendremos que comparecer, que tenga misericordia de todos nosotros y nos ayude a obedecerle a Él, antes que a los hombres.

Para concluir, y habiendo definido los términos, creo que entendemos que es el fundamentalismo y en qué se diferencia de la fe reformada. El Señor nos siga dando sabiduría para seguir adorándole y sirviéndole como Él lo ha mandado. Buscando siempre glorificarle en todo y principalmente, guardando sus mandamientos. «Si me amáis, guardad mis mandamientos». (Jn 14:15)

El Señor Jesucristo les siga bendiciendo.

Por Pr. Gerleys David Causil.

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