Creo que es una pregunta pertinente, teniendo en cuanta el contexto relativista y ambiguo en el que se encuentran muchas iglesias de la América latina de nuestros días. ¿Qué o cuales son aquellas cosas que distinguen a un «Bautista reformado» de otros tipos de bautistas y personas reformadas? Como muchos saben, los bautistas reformados surgieron de la Reforma inglesa, emergiendo de las iglesias paedobautistas independientes del siglo XVII, por algunas razones teológicas muy específicas, las cuales los llevaría a aferrarse o abrazar alguna teología en particular. Pero, en lo que concierne a nosotros, es importante que analicemos algunas de las doctrinas que dan identidad teológica a nuestra profesión de fe y que nos distinguen como iglesias bautistas reformadas:
1. El principio regulativo de adoración. Este es un distintivo, que debe ir siempre en primer lugar, porque es una de las principales razones por las que los bautistas calvinistas se separaron de sus hermanos paedobautistas independientes. Los primeros bautistas creían que los elementos de la adoración pública se limitan a lo que ordena la Escritura. El Señor Jesucristo dice en Juan 4:23: «Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad». La «verdad» ¿Cuál verdad? La verdad revelada en las Escrituras es que limita la adoración a Dios.
Dice nuestra Confesión de Fe Bautista de Londres 22.1:
…Pero el modo aceptable de adorar al verdadero Dios fue instituido por él mismo, y está de tal manera limitado por su propia voluntad revelada que no se debe adorar a Dios conforme a las imaginaciones e invenciones de los hombres o a las sugerencias de Satanás, ni bajo ninguna representación visible ni en ningún otro modo no prescrito en las Sagradas Escrituras.
De manera que este principio regulador de la adoración limita los elementos de la adoración pública y la sujeta a la Palabra de Dios, es decir, las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor, la oración, el canto de himnos, salmos, canticos espirituales, y cualquier otra cosa que la Escritura ordene. (no que no prohíba).
Lastimosamente, muchos bautistas de hoy han abandonado por completo el principio regulador de la adoración en favor de una adoración orientada al entretenimiento, el consumismo, las preferencias individuales, el emocionalismo y el pragmatismo. Paradójicamente, estos «bautistas» han abandonado el principio mismo que los llevó a tomar distancia de sus hermanos paedobautistas. Y necesariamente debemos preguntarnos ¿Si una iglesia puede apartarse de una doctrina tan crucial y necesaria como esta, y aún pueda identificarse correctamente como una iglesia «bautista reformada»?
2. La teología del pacto. En segundo lugar, pero no por carecer de importancia, encontramos la Teología del pacto. Sistema de interpretación bíblico crucial, trascendental, para el entendimiento de las Escrituras, y que muchas iglesias no solo la han resumido a «una doctrina más» o en el peor de los casos, la han relegado segmentándola como un tema «no esencial» o una doctrina de segunda, o tercera categoría. Tan importante fue y sigue siendo para los bautistas reformados la Teología del Pacto, o el Federalismo, que los bautistas reformados históricos afirmaron abandonar la práctica del bautismo infantil precisamente por la teología del pacto vista por todas partes en la Biblia.
El gran Charles Spurgeon comentaba lo siguiente con relación a la teología del pacto:
«La teología del pacto divino está en el origen de toda verdadera teología. Se ha dicho que quien entiende bien la distinción entre el pacto de obras y el pacto de gracia, domina la teología. Estoy persuadido de que la mayoría de los errores que los hombres cometen concernientes a las doctrinas de la Escritura, se originan en equivocaciones fundamentales relacionadas con los pactos de la ley y la gracia. Que Dios me conceda ahora poder para enseñarles y a ustedes la gracia de recibir la instrucción sobre este tema vital.»
Tristemente, en las iglesias poco o nada saben respecto a este sistema hermenéutico, tanto así, que muchos se conforman con relegar o redefinir la Teología del pacto, solo como la aceptación que existen dos Cabezas Federales (Cristo y Adán) y que todos sobre la faz de la tierra, definitivamente están en alguna de estas dos cabezas. Por supuesto este es el resultado de haberse alejado de sus raíces bautistas históricas y de la visión hermenéutica de la unidad orgánica de la Biblia emitida por nuestros antepasados, los bautistas particulares.
Nombres como: Nehemiah Coxe, Benjamin keach, Hercules collins, John Gills, entre otros, son completamente desconocidos para muchos que profesan conocer la Teología del Pacto Bautista. Por supuesto, esto conlleva a que dentro de muchas iglesias «bautistas reformadas» se enseñen «otro tipo de teología del pacto» que nada tiene que ver con el concepto expuesto por nuestros antepasados bautistas, generando confusión y una pérdida de la verdadera identidad Bautista.
3. Soteriología Calvinista. Debido a que los bautistas reformados se apegaban a la teología del pacto (federalismo) del siglo XVII, todos eran calvinistas. Por lo tanto, los convenios teológicos de la antigua teología federal sustentaban las primeras expresiones bautistas en su soteriología, que evidentemente era calvinista. Por lo tanto, debemos insistir en que los bautistas calvinistas de hoy necesitan recuperar la rica teología federal de sus antepasados para que las doctrinas de la gracia que han redescubierto se conserven para las generaciones futuras. Pero hoy vemos una serie de híbridos, donde cada iglesia prefiere ir a comprar en «el supermercado teológico», llevando «el carrito» de la no adhesión con ninguna confesión de fe en particular, y comprar o tomar lo que mejor le parezca o le convenga. Pero sabemos que el verdadero calvinismo abrazado por las iglesias Bautistas Reformadas toma su lugar y está profundamente arraigada en estos documentos históricos Reformados al cual llamamos confesiones de fe.
4. La Ley de Dios. Y este es un tema que jamás tuvo discusión en cuanto a la esencia de la Ley Moral de Dios en el hombre, ni en sus distintos tipos de revelación dentro de los reformadores. Tuvieron diferencias en cuanto su aplicación, pero no en cuanto a su esencia. Los bautistas reformados no solo creemos que los 10 mandamientos son el resumen de la ley moral de Dios como lo vemos (Éxodo 20; Mateo 5; Rom 2: 14-22), sino que además creemos que a menos que no entendamos correctamente la ley, no podemos entender el evangelio.
El evangelio es la buena noticia de que Jesucristo guardó la ley para nuestra justificación al vivir en perfecta obediencia, y de esta manera obtener la bendición de la vida, por la justicia de la ley y morir una muerte sustitutiva para pagar la pena de la ley. Pero el evangelio no es solo una promesa de justificación. También es una buena noticia que Cristo promete dar el Espíritu Santo a Su pueblo para que cada vez vayan creciendo en santidad y siendo cada día conformados a Su imagen. Dice el apóstol Pablo en Tito 2:14 que Cristo «quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras».
Dice también nuestra Confesión de Fe Bautista de Londres en 19.5:
La ley moral obliga para siempre a todos, tanto a los justificados como a los demás, a que se la obedezca;1 y esto no sólo en consideración a su contenido, sino también con respecto a la autoridad de Dios, el Creador, quien la dio. Tampoco Cristo, en el evangelio, en ninguna manera cancela esta obligación, sino que la refuerza considerablemente)
Por lo tanto, los bautistas que se aferran a «otra teología del pacto»(una diseñada según su nueva hermenéutica), no tienen la misma visión de la ley que la corriente dominante de sus antepasados bautistas. Una manera fácil de resumir esto, es la conclusión que hace el pastor Richard Barcellos, al cual cito:
Dios escribió la Ley Moral, el Decálogo, en los corazones de Adán y Eva. Segundo, todos los hombres por creación tienen esta misma ley escrita en sus corazones. Tercero, esta Ley Moral fue escrita más tarde en tablas de piedra por Dios y entregada a Israel a través de Moisés. Cuarto, esta ley sigue vigente para todos los hombres, incluso después de que se abolió el Antiguo Pacto. Y quinto, Cristo mantiene esta ley «como regla de vida» para su iglesia.
5. Confesional. La confesionalidad ha tenido en estos últimos años mucho ataque, tanto fuera como dentro de la iglesia. Con el crecimiento del liberalismo teológico, vemos como muchos, sutilmente, dicen estar de acuerdo con los credos y confesiones antiguas, pero en la practica lo niegan. Tanto así, que les indigna en sobremanera que se hable de fundamentos doctrinales, porque para ellos lo que debe decidir todo en definitiva es la razón humana.
El liberal siempre sacrifica cualquier enseñanza (sea dogma o no) que no cuadre con su forma de razonar. Por esta razón, siempre se levantará la voz de un liberal para cuestionar, debatir o refutar el uso de credos, confesiones de fe y catecismos, que sabemos claramente no son documentos infalibles, pero son una excelente herramienta interpretativa a la hora de leer la Biblia y además nos sirve como una guía y protección, ya que dichos documentos dan por sentado y de una manera precisa la importancia de la doctrina.
Por supuesto, muchos no lo hacen de una manera abierta; sino que siempre siembran la duda, enseñando que se debe tener «una mente abierta», por lo tanto, el liberal ataca cualquier sistema que atente contra su libertad intelectual. Como una vez dijo el pastor Sugel Michelen:
«Los liberales claman ser los descubridores de una verdad que la Iglesia nunca había visto en el pasado».
Y una manera de manipular de muchos liberales es llamar peyorativamente a los que defienden, y procuran darle la importancia y el lugar que las Confesiones de Fe merecen, es llamándoles «fundamentalistas» sin embargo, los bautistas reformados históricos fueron confesionales minuciosos.
No eran «biblistas» desnudos. Los biblistas niegan palabras y doctrinas que no están explícitamente establecidas en las Escrituras, y niegan que la enseñanza histórica de la iglesia sobre la Biblia tenga alguna autoridad secundaria en la interpretación bíblica. Los primeros bautistas, sin embargo, no creían que los miembros de la iglesia o los pastores deberían interpretar la Biblia divorciada de la enseñanza histórica de la iglesia (hebreos 13: 7). Ellos creían que la Biblia por sí sola es suficiente para la doctrina y la práctica, pero también creían que la Biblia debía explicarse y leerse a la luz de la tradición interpretativa de la iglesia (1 Tim. 3:15), que usa otras palabras además de la Biblia.
Ahora bien, con el pretexto de defender la Sola Scriptura, muchos cristianos de nuestros días buscan leer la Biblia de forma independiente y llegar a sus propias conclusiones privadas sobre lo que significa o enseña tal doctrina, sin consultar a los maestros autorizados de la iglesia o las confesiones ortodoxas de fe.
Pero eso no es lo que históricamente Sola Scriptura quiso decir. Las Escrituras enseñan que la iglesia es «Columna y Baluarte de la verdad» (1 Tim. 3:15). La iglesia en su conjunto está encargada de interpretar la Biblia, y Dios ha autorizado maestros en la iglesia a lo largo de 20 siglos de historia. Así que, si bien cada cristiano es responsable de comprender las Escrituras por sí mismo, ningún cristiano debe estudiar la Biblia sin tener en cuenta lo que los grandes maestros del pasado han enseñado acerca de la Biblia. Ya para concluir, creo que estos son alguno de los distintivos mas importantes que nos distinguen de otros bautistas u otros hermanos reformados. Valoremos la riqueza histórica de nuestros antepasados.
El Señor les bendiga.
Por Pastor Gerleys David Causil.